lunes, 24 de agosto de 2015

La inocencia perdida

La inocencia perdida

Era tan chiquito!!! nueve meses, bueno, más otro nueve meses dentro de la panza de mami, ya me hacen crecidito.


Noten las vestimentas de los protagonistas, ¡bien de gringos! Mi madre, mi padre y yo, a quien ya le están reforzando las piernas. El lugar es el patio de mi casa pueblerina, y el viejo ya había dejado su oficio de agricultor, y estaba trabando en la fábrica de aceites vegetales y subproductos de oleaginosas, famosa por aquel tiempo en Avellaneda.

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