Feliz día para todos l@s maestr@s
Quiero
manifestarme en este día, congratulándome por tan grato acontecimiento,
haciendo llegar este saludo a todos los maestros y maestras, en actividad o
jubilados, y en todas las múltiples especialidades que existen actualmente.
También
quiero recordar a los míos. Y comienzo con mi madre, quien tuvo actividades
docentes conmigo, aunque no sea profesional en ese sentido, ya que nunca cursó
didáctica, por lo cual fue de la época que la letra entraba con sangre. Aunque
todavía está viva, con sus florecientes 85 años, escribo tranquilo, porque sé
que por diferentes motivos, nunca leerá esto. Posiblemente tenía yo de cuatro a
cinco años, cuando comencé con ella la tarea de los primeros palitos, después
lectura (OSO, O S O), y escritura. Era implacable, y sus pellizcos o tirones de
cabello eran frecuentes, (odio recordar eso), pero hacía lo que tenía
planificado: quería un hijo modelo en todo, modelo a su manera claro está, y de
esa manera lo marcó, hasta que finalmente resulté un buen modelo de boludo.
Después
vinieron las monjitas, ya a los cinco años, en lo que hoy sería un jardín de
infantes, y por entonces se llamaba primero inferior y posteriormente primero
superior. Entré de contrabando al primero inferior, a mitad de año, porque mi
edad no daba con las prescripciones vigentes en ese momento. Por entonces ya me
enamoré de una monja, la Hermana Luján, que era bellísima, encantadora y
posteriormente me haría integrar un coro de niños para la liturgia católica,
apostólica, romana. Y también padecí a otra, la hermana Daniela, aunque a mí me trató siempre muy bien, pese a sus exigencias
acordes con los gustos de mamá.
Para
hacer el segundo grado, tenía que pasar a otra escuela, porque era considerado
promiscuo, el compartir entre ambos sexos, las clases a esa edad. Había una
escuela pública en mi ciudad, a la que siempre me hubiese gustado ir, y que
estaba cruzando la calle de mi casa materna. Pero no, los deseos de mis progenitores
coincidían con la discriminación que aunque en menor grado aún sigue en este
poblado, y debía volver a cruzar la plaza, para ir al colegio de los curas.
Grandes
maestros encontré entonces. Los curas eran los dueños del colegio, y pertenecían
a una Orden Religiosa, que hasta entonces importaba sacerdotes de Italia. Acá
estaba instalado el cura Celso, párroco y mandamás de la aldea, en connivencia
con el comisario y el juez de paz. Extraordinario
maestro, al igual que el Hermano Rogelio, el Hermano Victorio y los curas:
Joaquín y Jerónimo. Durante esos años de la primaria, el colegio se fue
aggiornando, y contrató el servicio de maestros y maestras laicos. De ellos
recuerdo a la Sra. Elba, al Sr. Amado, y a un tal maestro Peressón. A los dos
primeros con mucho cariño, rescatando sus dotes docentes.
Acertadamente,
en ese período, no pude enamorarme de ninguno de los maestr@s.
Muy
feliz día para todos los docentes.
Setiembre
2014
La
imagen es una reproducción de la obra pictórica con técnica de acrílico, de Miguel
Cámpora (argentino) titulada Maestra.
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